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SAN JUAN (AXPE)

 

        La Iglesia de San Juán Bautista comenzó a construirse en 1552 y cien años más tarde, se acometen obras de reparación en el coro hasta que en 1690 se enlosa la obra. Al carecer de bóvedas, las reparaciones del tejado debieron ser numerosas..El altar mayor es objeto de atenciones de reparación a comienzos del siglo XVIII pero el estado de conservación general del edificio debió ser tan ruinoso que en 1729 se talan árboles en Besaide para acometer reparaciones de urgencia.

         A partir de 1740 las obras se suceden: el púlpito, recuerdo del de San Agustín, a cargo del maestro cantero Lázaro de Buruaga, con piedra aportada por Martín de Azkarraga; la balaustrada corresponde a Santiago y Esteban de Aldekoa .En la última década del siglo XVIII se acometen las nuevas sepulturas de piedra y en la segunda del XIX se reforma el pórtico  y reforma el presbiterio a cargo el del maestro cantero Remigio de Iturralde.

  A pesar de que la torre de madera amenazaba ruina, habrá que esperar hasta 1791 para que se construya la actual, no obstante haber trazado el proyecto cinco años antes el maestro de obras Juan de Basterretxea. El cantero Bartolomé de Osteiza tomaría parte en las obras, que culminaría en 1826 Francisco de Mendía.

 

        A pesar de todo, las continuas reparaciones que exigía el mantenimiento del edificio motivan la petición de todo el vecindario para que se construya una nueva Iglesia. El informe del arquitecto Rafael de Zabala, en 1839, es determinante al respecto, tras analizar al detalle del edificio y concluir que el problema radica en la estabilidad de la obra. Se toma la decisión de una reforma en profundidad, en realidad, una reedificación del templo. Así, en 1856, Pedro de Barrenetxea  remata las obras de todo el edificio. Pero aún, en 1891, será necesario ampliar su longitud en casi seis metros ante el aumento de la feligresía.

        Todavía en 1994 se acometen obras de limpieza y adecentamiento, tanto del interior como del exterior. A lo largo del proceso, aparecieron ciertas pinturas murales tras el retablo, que aunque inaccesibles al público, se han respetado.

 

Se accede a la iglesia mediante dos portadas: la meridional, de arcada de medio punto rebajado, decorado con un cordón de magnífica factura, destacando a su derecha una aguabenditera tallada con entrelazo de cuerdas.

 
 

 Portada    Aguabenditera

        De estilo gótico, transición al renacimiento, inciada a mediados del siglo XVI al constituirse en Parroquia e independizarse de la de San Agustín de Etxebarria, sufrió grandes reformas en la segunda mitad del siglo XIX ; aloja en su cara este la torre  que, dividida en dos pisos, aloja en la superior un ventanal de arco en medio punto que aloja las campanas. La cornisa queda rematada por pináculos .

        La planta , de única nave rectangular, con coro abalaustrado a los pies. El púlpito, embutido en la pared del evangelio, de forma semicircular, se sustenta sobre base de piedra, recordando al de San Agustín de Etxebarria. El entramado del techo resulta queda al descubierto ante la ausencia de bóvedas.

Interior

 

 

        De escaso valor, el retablo se levanta mediado el Siglo XVII. Es de madera policromada, de estilo renacentista y consta de un único cuerpo con basamento sobre zócalo de piedra. Lo corona un Cristo crucificado. Lo conforman tres calles, de las que la central aloja a San Juán Bautista, flanqueda a la izquierda por San José y a la derecha por San Juán Evangelista. 

 San José            San Juan Evangelista

 

 

A lo largo de su existencia ha sufrido diversos retoques en la policromía:  ya mediado  el sigo XVIII l imitaba al marmol, acción repetida a mediados del XIX  y que sigue la tónica de continuas variaciones que caracterizan al edificio.

             El retablo de Nuestra Señora, en el lateral del Evangelio, es puramente barroco. Lo preside una imagen de la Virgen con el niño en brazos. San Juán Bautista lo corona en su segundo cuerpo. El retablo parece proceder de Aramayona y su autor sería Francisco Beitia, escultor del valle de Leniz (Gipuzkoa).  Zumalde, imaginero de Oñate, tallará y dorará la imagen de la Virgen en 1728. Juan de Munar, imaginero que trabajaba en la Basílica de Elorrio labra la escultura de San Juán, que repite la imagen del cordero.

 

  El retablo de Santa Ana se localiza en el lado de la Epístola y pertenece al barroco, de la segunda mitad del Siglo XVIII con sus columnas salomónicas, lo mismo que el anterior. Está realizado en  madera dorada y policromada y aloja en su central a Santa Ana, acompañada por San Joaquin y la Virgen Niña en el cuerpo superior.

 La imagen de Santa Ana es obra del citado Munar.A partir de 1775  Foncueba, que había trabajado también en la Basílica de la Purísima de Elorrio, y Lastra lo doraron. Todavía en 1994 fue restaurado de nuevo.