BASILICA DE LA INMACULADA CONCEPCION
CRONOLOGIA DE LA BASILICA DE ELORRIO
AÑO CONCEPTO
1356 Fundación de la villa
1464 Comienzo la construcción de la Iglesia
1467 Primera mención de una ermita: la de San Fausto
1467 Hospital de Santa Ana
1493 Unión parroquias de San Agustín y Elorrio
1506 Comienzo construcción de las naves laterales de la Iglesia
1506 Cruz de Santa Ana
1522 Cruz de Kurutziaga
1530 Reparto de sepulturas en la Iglesia
1540 Portico abierto a la Plaza
1545 Constancia de la existencia de las ermitas actuales
1560 Pascual Iturriza asume la cubrición con bóvedas de la Iglesia
1560 Pedro de Masagor comienza a asentar el retablo
1566 Colocación de las vidrieras en el ábside por Juan Flamenco
1566 Juan de Elexalde pinta la greca superior que recorre la Iglesia
1569 Maese Joan adoba las águilas de bronce del presbiterio
1570 Miguel de Ojanguren y Juán de Arrieta levantan el coro de madera
1573 Fiesta de la Virgen del Rosario
1571-1585 Cubrición de las naves laterales de la Iglesia
1596 Altares de San Pedro y Mayor en el presbiterio
1622-1627 Sustitución del coro de madera por el de cantería
1626 Cementerio en el exterior de la Iglesia, junto al ábside
1630 Retablo de San Gregorio
1655-1679 Ampliación del pórtico
1661-1672 Erección de la torre parroquial
1666 Enlosado parcial de las naves de la Iglesia
1672 Cofradía de la Virgen del Rosario en la parroquia
1673 Domingo de Lariz dona la corona de la Purísima
1682 El Visitador del Obispo de Calahorra insta a terminar el retablo
1682 Reforma de las gradas del Presbiterio
1693 Construcción de las gradas del pórtico a la Plaza
1695 Reparación de bóvedas en la sacristía
1705 Lienzo de las Animas, por Lucas Valdés Leal
1714 José de Alkorta reciibe el encargo de diseñar el retablo central
1720-1750 Penuria económica y estancamiento de la obras parroquiales
1728 Ruiz de Azkarraga levanta el camarín
1729 Barahona y Ontañón contratan las esculturas del retablo
1730 Retablo de las Animas, de Gonzalez Matauco
1734 Alkorta tiene ya dispuestos dos cuerpos del retablo
1750-1790 Llegada de capitales de América
1751 Nuevo encajonamiento de las sepulturas en la iglesia
1757 Retablo de las Animas y San Gregorio en ubicación actual
1754 Apeo del retablo de Alkorta y contrato con Diego Martinez de Arce
1756 Apertura ventana circular sobre el Coro
1758 Silvestre Soria culmina el retablo central y se desmontan los laterales
1758 Silvestre Soria se encarga de los retablos de San Miguel y San Pedro
1759 Ariznabarreta talla el Tabernáculo
1759 Foncueva dora los retablos del Rosario y San Andrés-
1762 Juan de Munar trabaja las esculturas del retablo de San Miguel y de San Joaquín y Santa Ana
1762 Silvestre Soria diseña la cajonería de la nueva sacristía, tallada por Kapelastegi y Burgía
1794 Apertura de los óvalos (ventanas circulares) en la nueva sacristia
1765 Jimenez Echevarría procede al dorado del retablo
1776 Ariznabarreta labra el arco del Camarín y Villalonga lo pinta
1827 Nace Valentin de Berrio-Otxoa
1861 Martirio de Berrio-Otxoa por decapitacion
1904 Repintado de capiteles de los pilares a cargo de Casimiro Arieta- Orbe y Pedro Gallastegi
1905 Beatificacion de Valentin de Berrio-Otxoa
1925 Colocación bancadas de piedra entre el pórtico y la plaza
1988 Canonización de Valentin de Berrio-Otxoa
2010 Limpieza y consolidación Retablo Mayor, S.Miguel y S.Pedro
2011 Limpieza y consolidación Retablo S. Andrés y tornavoz izquierdo
2012 Consolidación techumbre del Camarín
2012 Limpieza y consolidación Retablo del Rosario y tornavoz derecho
2012 Consolidación pila agua bendita
2013 Limpieza y consolidación del Retablo de las Animas
2014 Limpieza y consolidación del Retablo de S.Gregorio
1.- Antecedentes
El Concejo de Elorrio llega a conocer que la casa de Ibarra no tenía el título de patronato de la Iglesia de San Agustín; no obstante se llevaba, cada año, la merced, los réditos y prebendas: esto es, ocho mil setecientos maravedís además de otros veinte mil que correspondían a los beneficiados de la misma, lo que redundaba en un servicio religioso deficiente y malestar creciente entre los mismos.
Por otro parte, la población de Elorrio se había incrementado notablemente, su mercado era punto de cita de gentes del valle de Martza, de Apatamonasterio e incluso Abadiño; y acudían vendedores de Tabira, Elgeta y hasta de Bergara.
Al proyecto inicial de explanar sólo lo necesario para la iglesia se sumó, la misma labor para todo el terreno contiguo, con lo que se lograba así un amplio espacio que llegaba hasta el río, repoblándose con roble su margen izquierda .
En esa nueva explanada se edificaría el primer ensanche: frente a las murallas, y dejando un espacio libre suficiente, se edificarían dos viviendas habitadas por las seroras de la iglesia, que serían demolidas en 1591;
Y entre el río y el Portal de San Juán, se levantaría otra torre, la de Marzana, que limitaría la plaza hacia el rio; y en el extremo opuesto, en la prolongación extramuros de la calle del Campo, se levantaría más tarde la de Pedro de Arabio, origen del actual Palacio homónimo. Entre ambas torres y las citadas casas de las seroras, la plaza, que daba solución de área libre y lugar de reunión durante todo el siglo XVI. Esta plaza, sería luego frontón hasta los años treinta del siglo XX, cuando se construyó el actual.
2.-Las obras de la iglesia
Como reza la lápida embutida en el ángulo noreste de la fachada abierta a la plaza de la villa, “ Esta Iglesia fue edificada del nacimiento de Cristo de 1464 años a 8 de diciembre. Item principiáronse las capillas año de 1506, a 6 de junio”.
Lápida original
No sin oposición, por cierto, de Juán de Ibarra, que trata de impedirlo alegando que sus antepasados y él mismo llevaban cuanto pertenecía a San Agustín, basándose en supuestas mercedes reales anteriores.
En 1464 comienzan las obras de la nave central, de casi 30 metros de altura,siguiendo las pautas edificatorias del gótico tardío, estética a la que pertenecen sus dos portadas: el ábside se inicia junto al camino a San Roque
Nervaduras, pináculos, medallón y angel alado del presbiterio, ocultos tras el retablo
Poco a poco se inicia lo que será la base, avanzando luego lentamente hacia el oeste, hacia el espacio amurallado. La portada abierta a la plaza se debió concluir antes de la occidental y al mismo tiempo se levantó el presbiterio y prácticamente, cuarenta años después estaba ya techado de madera y parcialmente abierto al culto un sector reducido de la misma, en el interior de la nave central actual, iglesia “muy sontuosa donde el pueblo suele oir los divinos Oficios”. Sin embargo, su cubrición sería aún de madera, por cuanto el abovedamiento se ejecutaría en la primera mitad del siglo XVII.
La segunda fase de construcción, la elevación de las naves laterales, comenzadas en 1506 se encuadra dentro del estilo renacentista, mientras el cubrimiento abovedado corresponde al gótico.
Las paredes interiores del edificio permiten apreciar dos fases en su construcción: la inicial, de sillares bien labrados y piedra de calidad bastante homogénea; y la segunda, dominada por mampostería variopinta: a la altura del retablo de San Gregorio, y en el tramo comprendido entre el de las Animas y la cancela que da a la plaza, tal diferencia se aprecia con nitidez. Posiblemente , hacia 1550- 1560 se decide variar el proyecto de construcción gótico inicial y seguir las tendencias renacentistas, con la construcción de los cuatro pilares que separan la nave central de las laterales , y elevando estas a la misma altura que la central. Sin embargo, la cubrición del edificio optará por el modelo gótico, asombrosamente complicado en nuestro caso. La gran luminosidad de su interior viene dada por la elevación de las tres naves, que contra lo establecido en el proyecto original, se realizan de igual altura, abriéndose al exterior mediante ventanales de medio punto, con parteluz jónico, dispuestos junto al arranque de las bóvedas. No tenemos constancia de los responsables directos de la construcción: tracistas, canteros, albañiles, carpinteros, etc., por cuanto el Libro de Cuentas parroquial (Libro de Fábrica) comienza en 1530, habiéndose extraviado el anterior. Y el reparto del espacio de sepulturas en el interior del templo, efectuado tal año permite conocer algunos pormenores del edificio: la grada que separa el presbiterio del lugar ocupado por los fieles, con separación de hombres y mujeres; portada de la plaza como acceso principal , lo que entraña la denominación de plaza al espacio conocido hoy como tal “comenzando de la portada mayor que esta a la plaza “; portada norte acabada; vaciado previo de las sepulturas anteriores, a lo largo de toda la nave, “fasta la portada que esta abaxo, començando ´dela grada”: lo mismo se hizo en la nave izquierda, “començando de la dicha grada fasta la puerta que esta al choro”. Se reserva espacio “para los curas y clérigos de la dicha iglesia dos sepulturas la una dentro de la nave y la otra junto a ella en la capilla que esta más arriba junto al altar de Sant Lazaro”.
Por cierto que esta última se ubicaba justamente frente al actual retablo de la Virgen del Rosario, en el acceso de la sacristía primitiva a la nave de la Epístola.
En la primera fila se disponen seis sepulturas correlativas, dejando el espacio de “la 7 y 8 quedan para el camino. La primera fila comenzaría donde hoy lo hace el piso de madera, si bien la primera sepultura se localizaba junto a la pared y se reservó el espacio de otras dos para el paso de los feligreses, pasando estos entre la sepultura 6 y la primera columna del lado del evangelio ;
Sigue el reparto de las sepulturas 9 a la 18, dejando luego “las dos siguientes a la iglesia para el camino”, que debe ser el pasillo central; luego se disponen otras ocho, y “la 29.30.31.32 quedan para la iglesia” y otras seis más a continuación: en total, 34 espacios de enterramiento en la primera fila. La segunda fila muestra la reserva de la sepultura primera para “que en este se haga un pilar”: corresponde a la columna adosada a la pared norte a la altura de la primera columna exenta. Se ocupan las restantes, dejando la 7 y 8 para “el camino”, al igual que en la primera fila: “La 11.12.13 a la iglesia para el pilar”, sigue espacio para otras cinco y las “19.20 para el camino” ocupadas por el pasillo central; continúan las sepulturas, reservándose las “25.26.27 para el pilar”, que corresponden a la primera columna del lado de la epístola.
Resulta de interés la redacción de esta segunda fila por cuanto nos señala que la pared lateral que da a la plaza debía estar levantándose al indicar que en lugar de la primera sepultura se haga un pilar; de igual modo, la reserva de seis sepulturas para sendos pilares se refiere a las dos columnas delanteras que debieran estar ya proyectadas y cuya base queda exenta del reparto. Lo mismo en todas las filas, hasta nueve.
De todos modos, tal espacio de enterramiento plantea algunas interrogantes: la primera fila se alineaba justamente delante de la primera columna y el espacio hasta la grada del presbiterio era muy amplio. A no ser que por su altura se accediera a él mediante grada de muchos escalones, como puede interpretarse de la recomendación del visitador episcopal que a fines del siglo XVII aconseja su ampliación y rebaje de altura. Y aunque en espacio tan amplio se localizara la pila bautismal que será objeto de cierre mediante verja de madera, aún sobraría mucho espacio. Posiblemente se instalarían en él bancos para hombres y la separación entre sexos se efectuaría en adelante entre espacio sin sepulturas, reservado a los hombres, y con sepulturas, dominio de la feligresía femenina.
Las obras continuarían durante todo el siglo XVI: desde1560,Pascual de Iturriza, de Mutriku, que ya había trabajado en la capilla mayor de la Iglesia de la Asunción de Soraluze(1541), se hace cargo del cambio del tejado, de madera, por las bóvedas de crucería al tiempo que se decide elevar las naves laterales a la misma altura de la central; ello supone un cambio en lo que debió ser idea original de edificio de naves escalonadas; y en 1566, levantadas las paredes y sus contrafuertes exteriores, al menos en lo correspondiente al ábside se pondrán las vidrieras, encargadas a Juán Flamenco, vecino de Bermeo, por Antón Perez de Urkizu; y se pintan las claves de piedra del tramo de bóveda del presbiterio por Juán de Elexalde, autor también de la leyenda que corre en lo alto de los muros, bajo la balaustrada. El entallador Pedro de Masagor comienza, en 1560 a asentar el retablo primitivo.
A la muerte de Iturriza, Andrés de Mendraka llevará la responsabilidad de las bóvedas de la nave central desde 1571 a 1585 y le sucederá Maese Martín de Homar, que se encarga de la cubrición de las naves laterales. Por cierto que en estos años se utilizan una grúa metálica para levantar materiales , siendo necesario algunos arreglos en la misma en 1578. Al mismo tiempo que Andrés de Mendraka se responsabiliza de las bóvedas de la nave central, desde 1570 los carpinteros Miguel de Ojanguren y Joan de Arrieta se encuentran levantando el coro de madera y son numerosos los aportes de vecinos de madera para el mismo; en 1595 Martín Ruiz de Zubiate realiza postizos, de madera, policromados de las claves de las bóvedas de la nave central: poco después, en 1597, el cantero Antón de Olalde contrata el suministro de piedra tova de la cantera de Estakasolo, en Miota para las bóvedas de las naves laterales, que debieron terminarse hacia 1625, pues dos años antes se documenta el último remate de piedra toba para las mismas.
Tabernáculo (Ariznabarreta, 1759)
. A partir de esta fecha, las obras se aceleran: llegan partidas desde Buenos Aires , Tucumán , Cartagena de Indias, Lima y Cadiz que ermiten imprimir nuevos bríos a la obra inacabada. Así, el bilbaino Manuel Villalongín dedica tres largos meses a pintar el Camarín de la Virgen y se buscan los servicios de Silvestre Soria. La llegada de Soria sería decisiva: propone desmantelar lo construido y levantar un nuevo retablo. Los días 5 y 9 de Marzo de 1.754 fueron trascendentales: en sendas y largas sesiones se discutió la opinión de Soria, adoptándose finalmente la decisión de desmontar lo ya construido, y contratar con Diego Martinez de Arce el trabajo definitivo en Octubre de 1754, Las obras avanzan de nuevo, aprovechándose del desmontado las cuatro columnas salomónicas del segundo cuerpo, culminándose en 1758, al tiempo que se desmontan los retablos laterales anteriores para que Silvestre Soria ejecute los nuevos, dedicados a San Pedro y San Miguel, que se ubicarán a derecha e izquierda del nuevo. De esta manera, el ábside queda casi totalmente ocupado por los tres retablos, armonizando perfectamente el central con los laterales. Los laterales desmontados son los actuales de San Andrés y la Virgen del Rosario, desplazados del presbiterio a su emplazamiento actual.
Columnas salomónicas y altares del Rosario y San Andrés
En Febrero de 1.759, Antonio Jimenez y Etxebarría, de Mondragón , ajusta el dorado del retablo mayor. Pero el dinero se debía de haber acabado, por cuanto el comienzo del trabajo previsto para el 19 de Febrero se pospone y se retrasa hasta 1765, cuando mediante donaciones del Marqués de Montehermoso (6.000 reales, a 1.000 por año), , Agustín de Gastea (1.000 reales) y Juán de Garai (20.000 reales), y la aportación deotros 6.000 (1000 por año) por parte de la fábrica de la Iglesia, se ajusta con el citado Antonio Jimenez el dorado del retablo por importe de 85.000 reales. Ciertamente no debió de ser la económica la única causa del retraso en el dorado por cuanto, paralelamente, surgen voces que intentan adecentar primero las paredes del ábside, lucirlas y blanquearlas, a fin de que no sufriera el dorado si el enlucido fuera realizado con posterioridad al dorado. Y surge otra discusión: la necesidad de lucir y blanquear las paredes del templo o lucirlas y rayarlas semejando sillería. Se adopta esta última propuesta y en Septiembre de 1.760 el rayado está ya acabado. Juan de Munar labrará las esculturas de San Miguel y San Gabriel(1761-1763), en el colateral correspondiente, así como las de San Joaquín y Sta. Ana en el ático.
San Miguel (Munar, 1761) San Pedro (?) San Juán Bautista (Ontañón,1732)
Retablo Mayor (Olaizola, Alkorta, Martinez de Arce, Soria,1714-1758)
Con la erección del actual Retablo Mayor, la pared del ábside queda oculta en su totalidad: sin embargo, a la altura de la imagen de San Juán Bautista existe una mímina portezuela que permite acceder a la parte posterior del mismo y contem plar sendas cabezas de ángeles alados, de 1.20 metros de extremo a extremo, así como pináculos dorados , uno de ellos representando la Virgen con el Niño.
Los feligreses protestarán en numerosas ocasiones por cuanto el ábside estaba lleno de andamios que dificultaban el seguimiento de los oficios. Y aunque la solución, hasta tanto se comenzara y terminara el dorado pasara por desplazar el culto a la capilla del Rosario, la incomodidad que tal medida supuso obligó a la retirada del andamiaje a instancias de la presión popular. Mientras tanto, el escultor Juan de Munar, ejecutará las imágenes de San Miguel y San Gabriel a cambio de algunas primicias que debía a la Iglesia Parroquial. Ejecuta también algunas otras esculturas, como las de San José y San Antonio de Padua, así como trabajos menores en los ángeles que rodean a la Purísima y en los altares de San Miguel y San Pedro.
Finalmente, Jimenez y Etxebarria, de Mondragón, comienza a dorar el retablo en 1.765 para acabarlo dos años después , con la ayuda de Antonio Ruiz Gomez: por cierto que en el retablo mayor, en su tercer cuerpo, hay un graffiti del citado Ruiz Gomez. En la labor se emplearon 385.000 panes de oro y 2.500 de plata. Y al año siguiente, Manuel Ariznabarreta labra los tornavoces de los pulpitos. Por su parte, Luis de Foncueva había dorado, en 1759 los retablos del Rosario y de San Andres. El mismo Ariznabarreta tallará el Tabernáculo y los marcos de los cuadros de la Anunciación y Natividad, a la altura del coro, marcos dorados en 1798 por Ruiz Gomez y Manuel Fernandez. Ahora, por fín, el retablo está completo y acabado: desmontados los problemáticos andamios , resplandece en todo su esplendor.
Detalles, curiosidades y enigmas
Algunos capiteles de las columnas llevan la firma de quien los limpió en 1904, con motivo de la construcción del Altar de San Valentin de BerrioOtxoa. Junto al citado Casimiro de Arietaorbe, que, en una ocasión, fija su domicilio en “Kurutzeaga nº 4”, en otro, “Pedro Gallastegui San Fausto 14.Año de 1904” hace también constar su participación
Detalles de capiteles
El Camarín y la imagen de la Inmaculada Concepción
En el interior del segundo cuerpo del retablo y rodeada de cuatro querubines descansa la imagen de la Purísima Concepción con la luna a sus pies y apoyada en cabezas de angeles. Dos querubines más le ofrecen un manojo de plátanos y una maqueta de edificio circular, posiblemente un exvoto. Una aureola de rayos rodea su cuerpo mientras la cabeza soportaba corona envuelta toda ella por aureola de doce rayos acabados en estrellas: por razones de seguridad, hubo que desmontar la aureola citada. Tras la vidriera trasera se encuentra el Camarín, que se levantó en 1728 con piedras de la demolida “Errege Etxe”, almacén real de armas desde 1595, por Ruiz de Azkarraga, quien se encarga también del pedestal del primer cuerpo del Retablo Mayor y del arco del Camarín
Vidriera del Camarín y detalles del mismo
El pedestal sobre el que se levanta la imagen de Maria Inmaculada es giratorio con objeto de poder volverla de espaldas a la nave central y rendirle culto en el altar del camarín, hoy en desuso, que existe tras la vidriera. La parte posterior de la vidriera, de Raimuindo de Zabalo, aloja un arco, revestido de pan de oro, trazado por Manuel de Ariznabarreta y decorado por Manuel de Villalongín, labrado en 1776, con la leyenda: Conceptio tua, Dei genitrix virgo, gaudium anuntiavit universo mundo" ( Tu concepción, Virgen madre de Dios, anunció alegría a todo el mundo") -
La imagen de la Virgen plantea incógnitas: su aspecto general hace que podamos datarla en el siglo XVIII a juzgar por las florecitas y puntillas tela pegadasy la pedrería que ostentan sus ropajes. Pero hay detalles dorados de papel que parecen brocado, técnica de moda a fines del siglo XV y comienzos del XVI: procedimiento muy costoso por otra parte.
Con una altura de 180 cms., la imagen muestra a la Virgen embarazada, al recurrir a un lazo azul en la cintura, propio y característico de la iconografía mariana en estado de gravidez, color que se repite en el manto, habitual en la iconografía sevillana de la Inmaculada.
Detalle del cinturón azul de la Inmaculada
Idealizada, equilibrada, serena, suavemente modelada, y transmitiendo dulzura, belleza y equilibrio, en actitud orante, con la cabeza muy ligeramente ladeada y abundante melena: en su indumentaria el manto va casi a cruzarse por delante de la figura, dejando descubierta la túnica en el hombro derecho y el borde inferior izquierdo, aspectos bastante habituales en la iconografía sevillana.
Inmaculada (Detalles)
De ahí que, ante la ausencia de documentos que – hasta el momento- demuestren su cronología y autoría, proceda tal vez de un encargo por parte de alguien de alto poder adquisitivo:¿ de Sevilla o Cadiz quizás? Porque las contribuciones locales para la fábrica de la Iglesia, el coro o la torre se muestran a todas luces insuficientes para cubrir los gastos y la técnica del vestuario denota costo notable. De todos modos, consta que la corona es una donación de Domingo de Lariz, con motivo de su testamento, en 1673:
“En agosto de 1673 los yangüeses recibían de Láriz 250 marcos de plata labrada y un cajoncillo rotulado “al capitán Juan de Arespacochaga”, de 2/3 de alto y media varade ancho, en que iba una corona de plata sobredorada con su diadema para Nuestra Señora de la Concepción, de la villa de Elorrio, junto con ornamento verde damasco deotro cajón. Los llevaría a Elorrio, donde se entregaría a Diego de Urquizu el de plata y los otros dos de la Virgen.”
Corona de plata sobredorada donada por Domingo de Lariz (1673)
Corona donada por Lariz (1673)
Otros altares
Altar de San Valentín de Berrio-Otxoa
El mosáico-altar de San Valentín ocupa el tramo central del lienzo meridional, donde antes se abría una puerta simétrica con la que da a la Plaza, es una muestra de exotismo absolutamente fuera de lugar en el contexto basilical.
Su erección surge a iniciativa de la Diputación de Bizkaia con motivo de la beatificación del martir elorriano, el 10 de Mayo de 1.906. Pero ya desde Junio de 1.885 sus restos se encontraban en la Iglesia de la Purísima de Elorrio, en un sencillo sepulcro de piedra situado al lado del Evangelio junto al altar mayor. Sobre la tumba, el báculo y mitra episcopales y la palma de los mártires. Solamente en una ocasión, el 15 de Septiembre de 1905, se abriría el sepulcro para sacar algunas reliquias y enviarlas a Roma junto con el expediente de beatificación.
Instruido el proceso de beatificación, las reliquias se recogieron en una urna de plata maciza, costeada por suscripción popular, y tras una solemne y excepcional procesión publica, el 15 de Julio de 1.905 volvieron al recinto eclesial.
Urna
El concurso convocado por la Diputación vizcaina se falló a favor del proyecto presentado por los arquitectos bilbaínos Manuel Maria Smith y Marcelino de Arrupe quienes diseñaron y dirigieron la obra, que debió culminarse en 1909. Al mismo tiempo se aprovechó el estado de obras para picar las columnas, labor ejecutada por Larrañaga y repintar los capiteles, a cargo de los citados Arietaorbe y Gallastegi.
Detalles mosáico altar de San Valentín
Sobre un fondo de mosaico construido por la firma parisina "Fachinna y Maumejean" y que representa la escena del martirio por decapitación en su parte superior en la inferior, separada por nubes de la primera . un disco solar envía sus rayos en todas direcciones. El mosaico termina, por abajo, en un lienzo de marmol blanco.
El altar, de marmol, situado en medio, adopta la forma de pagoda camboyana,piramidal, con su cúspide dividiendo en dos la escena del martirio. La base aloja un nicho donde reposa una imagen yacente de San Valentín, con el ara inmediatamente encima y un sagrario tallado con encajes orientales. Un primer cuerpo escalonado da paso al segundo, piramidal, de marmol blanco y verde, con dos columnas troncocónicas alojando el tabernáculo abierto en medio. Inmediatamente encima, cuatro pequeñas columnas a cada lado conforman el espacio donde se venera la urna de plata cincelada que contiene los restos del Santo, flanqueándola dos cabezas de elefante cubiertas, cuyos colmillos y trompas descienden a lo largo del segundo cuerpo. A partir del recinto de la urna una serie de cúpulas orientales, doradas, se elevan escalonadamente hasta culminar en una pequeña bola de oro, sobre la que el mosáico representa a un angel que desciende portando la palma del martirio.
Sagrario altar de San Valentín
Todo el conjunto esta elaborado en marmol, con abundantes dorados y constituye en si mismo un conjunto orientalizante que contrasta con el resto de la obra de Fabrica y estilo de la Basílica. Al igual que la urna que contiene las reliquias, fue costeado mediante las aportaciones procedentes de todos los vizcainos
La noche del 27 al 28de Diciembre de 1.922 los restos serian profanados, al igual que el Sagrario del altar mayor. Como reparación, el Obispado organizaría actos de desagravio, a los que acudieron sucesivamente autoridades religiosas y civiles, vizcainos de todos los arciprestazgos y hasta la mismísima exemperatriz de Austria-Hungría, Zita , c on su hijo el príncipe heredero.
Y junto al altar-mosaico de San Valentín, hay que mencionar también el de las Animas, junto al colateral de San Andrés. Levantado en 1732, se encajó en él el lienzo pintado por Lucas Valdes en 1705, posible donación de algún miembro de la colonia elorriana de mercaderes residentes en Sevilla. Es también digno de destacar el "Ecce Homo" de la predela, de la escuela de Luis de Morales.
Lienzo de las Animas (Lucas Valdes Leal, 1705)
Detalle Ecce Homo