ARTÍCULOS

DECALOGO de Cáritas Bizkaia ante la situación social, política y económica-

MIRADA:

1.   La pobreza cada vez es más extensa, intensa y crónica.

EXTENSA porque en nuestra sociedad aumenta significativamente el número de personas pobres. INTENSA porque a la falta de recursos materiales para el sostenimiento de la vida, se le añaden otros problemas que aumentan el sufrimiento de las personas (problemas psicológicos, ruptura de relaciones, soledad, aislamiento, rechazo social…). Y CRÓNICA porque cada vez es más difícil salir de esta situación: quien cae en situación de pobreza permanece en ella por largo tiempo.

 

2.   La crisis no afecta por igual a todas las personas: está afectando más a las más vulnerables.

Colectivos vulnerables como personas mayores, niños y niñas, mujeres solas con familiares a su cargo, personas inmigrantes y personas en situación de grave exclusión, están siendo especialmente golpeadas por la pobreza. Ya lo venían siendo antes de que esta crisis estallara, y ahora su situación empeora. Están en situación de pobreza y además, son “invisibles” para el resto de la sociedad.  Asimismo, estas personas se ven especialmente afectadas por la actual estrategia de controlar el déficit público a base de desmantelar el Estado de Bienestar (parece que es la parte que hay que “sacrificar” para hacer reflotar la economía).

 

3.   Se está dando cada vez un mayor rechazo social hacia determinadas personas empobrecidas.

Las personas en situación de pobreza y exclusión además de sufrir, al igual que el resto de la sociedad, las consecuencias de la crisis, en numerosas ocasiones, se convierten en “chivo expiatorio” de las actuales políticas de recortes sociales. Sufren actitudes insolidarias y en demasiadas ocasiones se les atribuye el ser las causantes de esta crisis.

Un rechazo social que pone en riesgo la construcción de una comunidad cohesionada en la que tienen cabida todas las personas. Con rechazo social no se puede generar integración social.

REFLEXIÓN:

4.   A cuestionarnos el modelo socio-económico y de valores imperante.

Con la crisis, la razón económica parece imponerse a las necesidades, cada día más apremiantes, de una parte de la sociedad que sufre las duras consecuencias de la situación actual. Personas y familias que no han tenido responsabilidad en el origen de esta crisis, resultan ser las víctimas más castigadas por ella.

 

5.   A defender un sistema público de protección y promoción que garantice los derechos sociales de todas las personas.

Ahora es cuando se hace más necesario. Las consecuencias de la crisis seguirán afectando negativamente cada vez a más personas, no solo a las más vulnerables y con menos recursos de la sociedad; por lo que entendemos se hace necesario reforzar el Sistema de Protección Social para todas las personas.

 

6.   A promover nuestro modelo de Cáritas y de la Iglesia: los valores y la centralidad de la persona como punto de partida para el desarrollo.

Apostamos, como dice Pablo VI[1],  “por todas las personas y toda la persona”; sobre todo por aquellas más olvidadas, las que corren el riesgo de no existir porque no cumplen unos determinados requisitos administrativos. Apostamos por un modelo de sociedad que acoge, acompaña y promociona a las personas que más lo necesitan, “actitudes que dan sentido a la caridad cristiana que, lógicamente, trata además, de ser operativa”[2]. Para construir una sociedad que defienda los derechos, trabaje por mejorar el Estado de Bienestar y garantice un futuro para todas las personas, incluyendo a las generaciones venideras.

 

7.   A buscar la justicia social basada en la ‘Caridad’, el Amor de Dios.

Puede ser esta una buena oportunidad para repensar el sistema social, pero desde dónde lo hagamos es decisivo: Cáritas entiende que han de contar también las personas necesitadas y en riesgo de exclusión social. Tenemos la responsabilidad “de promover la justicia y el bien común ayudando a descubrir las carencias y respondiendo a ellas desde la justicia social”[3], de definir un sistema de servicios sociales, de garantías y para la inclusión que no genere vulnerabilidad ni exclusión y mucho menos estigmatización, porque corremos el riesgo real de que haya muchas personas que se queden fuera de nuestra sociedad.

 

LLAMADA A LA ACCIÓN:

8.   Partimos del agradecimiento a todas las personas que participan en Cáritas: voluntarias, socias, donantes, colaboradoras... por su servicio con las personas más empobrecidas y por su compromiso en la construcción de una sociedad más justa y solidaria.

 

9.     Pensamos que en estos momentos es necesario pasar “de la reflexión a la acción”, y por ello realizamos un llamamiento a la sociedad y a la comunidad cristiana, en particular, a comprometerse en el cambio social, realizando una opción preferencial por las personas empobrecidas.

Si sumamos los efectos de la crisis a los que pueden surgir como consecuencia de las restricciones del sistema, podemos derivar hacia una sociedad menos cohesionada e incluso a la fractura social en un entorno cada vez más individualista, con personas cada vez más solas y menos solidarias, lo que traerá como consecuencia un mayor riesgo de vulnerabilidad y exclusión.

 

10.     Emplazamos a los agentes políticos, sociales y económicos y a la sociedad en su conjunto a promover un modelo de sociedad integradora e inclusiva, donde prevalezca el bien común y una justa redistribución de los bienes al servicio del desarrollo en plenitud del ser humano.

 

Día de la Caridad 2012



[1] ‘Populorum progresio’ nº 14

[2] Carta pastoral de los Obispos de Pamplona Tudela, Bilbao, San Sebastián y Vitoria “Una economía al servicio de las personas”. Cuaresma-Pascua 2011, nº 30

[3] Ibidem.