SEGUNDO ENCUENTRO

SEGUNDO   ENCUENTRO

 

FE Y JESUS

 

¿Por qué  nos conviene   conocer  a Jesús  para fiarnos   de   El?

 

La  máxima aspiración del ser humano es alcanzar la felicidad.  

Para conseguirla  la  primera  condición que exigimos es  la  libertad. La   libertad para  elegir  nuestro camino, nuestra compañía, nuestros proyectos   etc.

Si queremos  compartir nuestro proyecto de vida  con alguien, comenzamos con  un "encuentro"   seguido de  un  "conocimiento"   que  nos  lleva  a confiar en   "el" o "ella" para "aceptar un compromiso"  que  seguro  supondrá   para nosotros   un "cambio de Vida" que  nos hace "presentir" un  futuro "feliz" por  la  "esperanza"  que  genera todo el   proceso que hemos vivido y valorado.

No queremos,  no  podemos imaginar que esa "esperanza" sea algo temporal, frágil, algo que no sea "para siempre" sin limitación temporal: ETERNA.

"No  hay eternidad   sin Dios"

El  proceso anteriormente  descrito a nivel puramente  humano debemos repetirlo cuando esa felicidad a  la que aspiramos,  va más  allá de la muerte.

Jesús es el  único  que  nos garantiza   una vida  sin fin,  sin  límites,  eterna:

 "El que  se fía de mi  aunque  haya  muerto   vivirá"

La  oferta  es tentadora, ¿hav  quien  dé más?

No cabe  duda  de que  a nivel  humano,   fiarse  de alguien   para  compartir    la vida   lleva  consigo grandes   riegos.   El hecho  de  elegir,   siempre   comporta riesgos.

La   oferta  vale la pena. Tengo  que encontrarme con Jesús y conocerlo.

¿Córno   puedo   encontrarme  con El y tratarlo,  escucharlo  para  conocerlo?¿Las únicas  reliquias   de Jesús son:

 

  • *Una "visible": la  Iglesia, que es la comunidad  de  sus  seguidores; los cristianos.

  • *otra "invisible": que es el Espíritu  de Jesús. 

Ser cristiano   es ser "SEGUIDOR  de JESUS"

El seguimiento  de Jesús es la esencia  del cristiano. Jesús  es conocido en la  medida en  que es  seguido. Su  misterio   sólo  se desvela   a quienes van  "tras  El",  sirvan   al mismo  Dios, comparten el mismo  pan, y anuncian el mismo  Evangelio.

La  muerte de  Jesús  no  fue  el  final   de  la historia,  continúa  en  el grupo de sus seguidores que  lo confiesan, resucitado, vivo.

Vamos  a empezar   a escuchar  la palabra  de  la que  es depositaria    la Iglesia. 

La  Fe,  la  confianza,  viene de lo que se oye, y se oye lo que los  que compartieron con Jesús durante su vida en la tierra.

La  Iglesia depositaria de la Palabra de  Dios nos hará descubrir las maravillas que Jesús nos ofrece si ponemos en riesgo nuestras cualidades humanas; actitudes de búsqueda, algún  esfuerzo,     perseverancia, capacidad de  escucha   del  Evangelio,  compartido  con  otras personas, no tardamos  en descubrir  que  es palabra  de vida.

El Evangelio nos  hace  personas nuevas  y el  Espíritu   de Jesús  no  sólo  nos invita  a cambiar,  sino que  además nos capacita para  lograrlo.

No hay felicidad   barata.

Para  descubrir  la presencia  de Jesús  allí  donde  está: en  la  Iglesia,  en  los Sacramentos,   en  los pobres,   en  los  enfermos,  en  los  marginados  y  en nosotros mismos, tenemos  que ser seguidores asiduos de Jesús,  de  lo contrario   no lo reconoceremos  en las distintas circunstancias de  la vida.

La FE (confianza) ese regalo de  Dios,  ese  tesoro escondido,  misterioso  e inexplicable, marca  la vida  del  que  lo recibe.

Introducidos por la fe en ese grupo  de los amigos  de Jesús,  la Iglesia, son incontables los descubrimientos que nos revela su  palabra y  podremos decir  como  Pedro:

"A donde  vamos   a ir Señor  si tienes  palabras   de vida  eterna"

Jesús vino  a decirnos: Que Dios es Padre

Que,  unidos  a Jesús,  somos  sus hijos

Que nos quiere  felices  haciendo  felices  a los demás

Que no tiene  en cuenta  nuestro  fracaso

Que nos ama  con locura

Que es AMOR,  sólo Amor

Que nos espera  para  gozar  de esa felicidad   tan  ansiada  por  nosotros

Que  su  proyecto   va  mas  allá  del  sufrimiento y  la  muerte y  las adversas circunstancias  de la naturaleza   humana

Jesús  pasó  por esas  adversidades propias  del  ser humano  para darnos un ejemplo de vida. Se hizo  hombre   para divinizamos    a nosotros.

Conocer, seguir  y fiarse de Jesús, acrecienta la ESPERANZA  en esa felicidad  eterna  que,  ya  en   esta vida terrena, aunque  limitada, comenzamos  a saborear.

 


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